lunes, 18 de mayo de 2015

REUNIÓN SONIDO

Reunión entre el director Alejandro Lorenzo y la sonidista Eva Valiño para tratar los aspectos técnicos y artísticos del sonido de Lemnos, tanto del sonido directo como de la edición y postproducción del mismo.

Eva Valiño fue merecedora del premio Goya al mejor sonido por “Te doy mis ojos” de Icíar Bollaín.


miércoles, 29 de abril de 2015

DIRECCIÓN ARTÍSTICA

Ángel Rodríguez de la Compañía Alma Cubrae, encargada de la dirección artística de Lemnos y el director Alejandro Lorenzo analizan referentes y materiales para la creación de las armaduras, armas y atrezzo de la película.  
  
Basándonos en hallazgos arqueológicos, con Lemnos mostraremos por primera vez en el cine como era realmente un guerrero de la época de la Guerra de Troya.


lunes, 6 de abril de 2015

LA ICONOGRAFÍA DE FILOCTETES EN LA ÉPOCA CLÁSICA

En Lemnos se dará vida por primera vez en un largometraje de ficción al personaje de Filoctetes. La catedrática de griego Assela Alamillo escribe para el blog de Lemnos el artículo “La Iconografía de Filoctetes en la época clásica”, repaso de las representaciones de Filoctetes que se realizaron en dicho periodo.  

Assela Alamillo ha traducido las siete “Tragedias” de Sófocles y los “Tratados Hipocráticos” para la editorial Gredos. Es autora de varios libros sobre la Iconografía y la didáctica de la Cultura Clásica y la Mitología, destacando “La Mitología Clásica en el Arte: Los Dioses”, “La Mitología Clásica en el Arte: Los Héroes”, “La Guerra de Troya en imágenes” y “La vida cotidiana en Grecia”.  

LA ICONOGRAFÍA DE FILOCTETES EN LA ÉPOCA CLÁSICA
escrito por Assela Alamillo

(se pueden ver todas las imágenes al final del artículo)

La iconografía del personaje Filoctetes  se corresponde a los distintos episodios conocidos de su leyenda, en los variados escenarios y en sucesivos momentos cronológicos. El personaje ofrece a los artistas, tanto de la antigüedad como en la pervivencia del tema en épocas recientes, posibilidades de lucimiento  al pretender explorar sus sentimientos y dejar constancia de ellos en su obra. Las situaciones anímicas que Filoctetes experimenta, como el sufrimiento físico, el resentimiento, la confianza o desconfianza, el enojo y otros son un aliciente para el artista.

Dejando aparte las representaciones que lo muestran recibiendo el arco de Heracles, como un modelo de amistad, cuando le ayuda a prender fuego a la pira que ha de consumirlo, nos centramos en las que lo sitúan en la isla de Crisa, en Lemnos y en el campamento aqueo.

Filoctetes es un héroe de la leyenda troyana, reputado como el mejor arquero del ejército aqueo,  aunque, salvo su cita en el catálogo de las naves del canto II de la Ilíada, no esté presente en los acontecimientos narrados por Homero en el poema. Su intervención en la guerra tiene lugar durante el viaje de ida de la expedición y en el asedio final a la ciudadela de Príamo, con el antecedente significativo de su recuperación para el combate desde la isla de Lemnos. 

Sabemos que la leyenda de Filoctetes fue tema de inspiración en los ciclos pictóricos de la Atenas clásica, en los que se reflejaba tanto el episodio en que es mordido por la serpiente, con el correspondiente dolor físico y  la soledad de su estancia en la isla de Lemnos, como la embajada que pretende llevarlo a Troya. Coincidiendo con el evento político que supuso la entrada de la isla de Lemnos en el año 447 a. C. en la liga encabezada por Atenas, la ciudad le encarga al pintor Aristofonte, hermano del también pintor Polignoto de Tasos, un cuadro que debía representar a Filoctetes herido en aquella isla.

No se conserva la pintura de Aristofonte, que Plutarco pudo ver y, como él mismo dice, disfrutar de su contemplación, pero podemos hacernos una idea en las representaciones pictóricas de la cerámica que indudablemente recogen el modelo de los pintores de su tiempo.

El pintor Hermonax, en 450 a. C. es el que reproduce lo pintado por Aristofonte en un stamnos ático de figuras rojas que se encuentra en el museo del Louvre procedente de Cerveteri (Fig. 1). Filoctetes en el islote de Crisa yace tumbado en el suelo al lado del altar de la diosa local del mismo nombre, una advocación de la diosa Atenea después de que la serpiente, que aparece en el lado izquierdo, enrollada, le haya mordido en el pie. Vemos al héroe sin barba, coronado, con manto, en escorzo, con el rostro reducido a tres cuartos. La tensión de las mejillas y la abertura de la boca expresan el sufrimiento que le produce la herida incurable. Los compañeros rodean al héroe e intentan ayudarle. Sobre ellos se pueden leer los nombres de Agamenón, Aquiles y Diomedes (Fig. 2).

El tema del abandono y soledad de este precursor Robinson ha sido recogido también en un lécito ático de figuras rojas fechado hacia el 430 a. C. que se conserva en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York (Fig. 3). Vemos a Filoctetes sentado sobre una roca bajo un árbol, lo que pretende reflejar el paisaje agreste de la desierta isla de Lemnos, donde ha sido abandonado. Su aspecto es descuidado, como indican sus largos cabellos y barba. Va vestido con un “chitón” corto y tiene el pie izquierdo vendado y se sujeta la rodilla con la mano.  A sus pies está el carcaj con las flechas y el arco que recibió de Heracles cuando le acompañó a la pira. La herida  le ocasiona grandes dolores tanto físicos como psicológicos, como quiere reflejar la expresión del rostro.

Años  más tarde es el pintor Parrasio de Éfeso, activo en Atenas en el último cuarto del siglo V a. C., el que pinta de nuevo el tema de Filoctetes herido, de una manera más profunda y más introspectiva que lo había hecho Aristofonte, expresando claramente el dolor que sentía el héroe, noticia que conocemos gracias a Plinio (Historia Natural XXXV, 67).

El modelo de Parrasio se puede reconocer en la figura de Filoctetes esculpida por el orfebre Quirísofo en la copa de plata hallada en Hoby  (Dinamarca) que se conserva en el Museo Nacional de Copenhague, del siglo I a. C. (Fig. 4) y que nos muestra el tercer tema iconográfico referente a Filoctetes, el de la embajada de los aqueos a Lemnos con la intención de llevarse su arco y flechas. Aparece el héroe sentado en una roca, levantando con fuerza un brazo por encima de la cabeza mientras que con el otro se apoya en el bastón que le ayuda a caminar. El rostro atormentado refleja el tremendo dolor físico que le ocasiona la herida del pie, que se muestra bien vendado. Al lado de Filoctetes se encuentra sentado Odiseo, tocado con el sombrero característico del viajero, intentando convencerlo para que lo acompañe y a su lado Diomedes, que según otra versión fue quien acompañó a Odiseo, o bien el joven Neoptólemo (Fig. 5) que pone la mano en el arco del héroe.

En una crátera de campana de figuras rojas de Sicilia de alrededor del 380 a. C. que se encuentra en Siracusa, en el Museo Archeologico Regionale (Fig. 6) vemos a Filoctetes en el centro, en el interior de la caverna en donde habita en la isla desierta y de cuyas paredes  cuelga su arco. Unos personajes rodean la cueva.  A la derecha se ve la parte superior del cuerpo de Odiseo, tocado con su típico gorro pilos y llevando una espada en la mano, en diálogo con una figura femenina que puede ser una personificación de la isla o una ninfa de la gruta. A la izquierda está la diosa Atenea, reconocible por su indumentaria guerrera típica, que habla con un joven que probablemente es Neoptólemo, o bien  Diomedes.
        
Una representación muy similar encontramos en una urna etrusca  del siglo II a. C. del Museo Guarnacci de Volterra (Fig. 7) que nos muestra un Filoctetes a la puerta  de su cueva enmarcada por dos frondosos árboles, con un aspecto salvaje, desnudo, con el manto sobre la pierna cuyo pie está vendado, largos cabellos y barba descuidada. Fuera, a ambos lados, están Odiseo y Neoptólemo en actitud de salir.

Un último tema iconográfico referente a Filoctetes es el de su curación en el campamento aqueo por el médico Macaón  que encontramos en las incisiones de un espejo etrusco de finales del s V o principios del IV a. C. (Fig. 8). En él Filoctetes está de pie contemplando cómo actúa el médico que sana la herida con un material quirúrgico.

Sabemos que Pitágoras de Regio en el segundo cuarto del siglo V a. C.  hizo una estatua de Filoctetes. Escenas de la leyenda del héroe aparecen también en gemas y monedas desde el siglo II a. C.

Tenemos que llegar al siglo XVIII para encontrar de nuevo en las artes plásticas, pintura y escultura, la representación de Filoctetes, tema propuesto en las Academias de Bellas Artes de Francia e Italia tanto en el momento de su soledad en la isla como sobre todo de la embajada de Odiseo y el joven Neoptólemo a Lemnos, que tiene como fuente la tragedia “Filoctetes” de Sófocles.

(hacer clic sobre la imagen que se desee ver más grande) 



martes, 17 de marzo de 2015

ENTREVISTA EN CANAL SUR RADIO

El director Alejandro Lorenzo Lledó es entrevistado en el programa cultural "Es la vida" de Canal Sur Radio y nos habla de Lemnos, que será su debut en el largometraje.



lunes, 2 de marzo de 2015

NOTICIA EN HUELVA INFORMACIÓN

El periódico Huelva Información publica una noticia sobre Lemnos escrita por Manuel Jesús Feria, destacando el carácter pionero del proyecto en el cine español y la vinculación de la provincia de Huelva con el mundo griego antiguo. 

(Edición impresa de la noticia)

jueves, 12 de febrero de 2015

EL FILOCTETES DE SÓFOCLES

Francisco Rodríguez Adrados escribe para el blog de Lemnos el artículo “El Filoctetes de Sófocles”, análisis de la tragedia de Sófocles y del lugar que ésta ocupa en el género del drama griego clásico.

Maestro de maestros, Francisco Rodríguez Adrados ocupa un puesto de honor en la cultura clásica y las letras españolas. Helenista, indianista, lingüista e historiador, es catedrático emérito de Filología Griega en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de las Reales Academias de la Lengua y de la Historia, de la Academia de Atenas y de la Academia Argentina de las Letras. Es presidente de honor de la Sociedad Española de Estudios Clásicos y de la Sociedad Española de Lingüística. Autor de una vasta obra que abarca diferentes campos, como la lexicografía, la traducción, la literatura, el pensamiento griego y la lingüística. Entre las numerosas distinciones que ha recibido: el Premio de la Fundación Aristóteles Onassis (1989), el Premio Nacional de Traducción (2005) y el Premio Nacional de las Letras (2012).  

EL FILOCTETES DE SÓFOCLES
escrito por Francisco Rodríguez Adrados

La Fiesta, olvido provisional de la vida rutinaria de cada día, es la madre de ese fenómeno divino del olvido y de la creación de un mundo nuevo. Tiene varias ramas: la Comedia, que es universal, nos enseña un mundo crítico "a la contra". Creativo, alegre, renovador, vencedor de imposibles. Siempre entre el canto, la danza, triunfante sobre el imposible, bendecido por un dios, que en la Grecia antigua es Dioniso.

También en Grecia, y sólo en Grecia hay otro género,  éste sólo allí, el del héroe, el hombre grande que se hunde en la desgracia: por exceso, extravío, por querer ser más que hombre. Nace también de fiestas populares y es presidido por el mismo dios, Dioniso, que ríe y llora, da la vida y la muerte.

En el Ática, Grecia floreció en rituales de sacrificio en la pequeña Icaria y un tirano de Atenas, Pisístrato, la trajo a su ciudad para angustioso deleite de sus ciudadanos. Es un contrapunto a la Epopeya, que celebraba al hombre grande: pues bien, bajo la presidencia de Dioniso, ese hombre se quiebra, aspira a todo y se queda en nada. Un Edipo busca al culpable y resulta que el culpable es él, sale ciego y lloroso de la escena. Una lección.

Quizá los tiranos del mito son presentados, así, a una luz distinta. Los nuevos tiranos, los reyes, se colocan, más bien demagógicamente, a un nivel popular. Son algo así como precursores de la democracia, quieren explicar los excesos, las caídas y muertes. Todos somos hombres, hasta los más altos, siempre en riesgo.

Hay muchas clases de tragedia, muchos son los pecados de los grandes. En realidad, ya en la epopeya, en la Ilíada, la suma grandeza de Aquiles, superior a todos, hace presagiar su muerte futura, traída por la flecha del miserable Paris.

Pero en la tragedia hay casi un catálogo, diríamos, del desastre unido la grandeza  de los héroes. Los hermanos Eteocles y Polinices, en Esquilo, luchan por ser reyes de Tebas, las mujeres de la ciudad lloran, ellos a nada atienden: mueren en singular combate. En Sófocles, Edipo, triunfador de la esfinge, busca incansable al que mató a su padre Layo... y resulta que fue él el asesino. En Eurípides, las más ilustres de las mujeres despliegan su implacable amor: y cometen crímenes que no tienen perdón.

Mil temas como estos se esconden en la envidiada vida de los héroes, mil fallos se esconden en lo que ellos ven como grandeza, alma intachable, modelo para todos ¡que no respeta a nadie, llegan al crimen dentro de la familia más estrecha!

No es esto Filoctetes, los trágicos encuentran casos y casos de esa inadecuación del hombre para atenerse a sus medidas verdaderas. No por ello es menos grande la tragedia.

Filoctetes viene, simplemente, como una ayuda más para la conquista de Troya. Ni llega a intentar la lucha: antes, en un sacrificio de los expedicionarios, sufre una herida infecciosa, sus compañeros son incapaces de soportar su hedor, queda abandonado en la isla desértica de Lemnos. ¡Él, un aspirante a héroe, tiene limpia la espada, no ha matado a nadie y, sin embargo, se convierte en un tullido miserable del que todos huyen! ¿Cuál es su pecado?

Es el resentimiento, que es también, como cualquier otra pasión, un pecado del alma. Hay otro ejemplo de estos héroes que no han vertido sangre: el de Áyax, que en la tragedia de este nombre, de Sófocles, llega a suicidarse porque no ha recibido, como sin duda merecía, las armas de Aquiles a la muerte de éste. No ha sido un exceso pasional con derrame de sangre, ha sido el dolor de un alma que se ha sentido herida. Un invento de Sófocles, invento perspicaz de alguien que conoció el interior del hombre.

¿Acaso fue una herida del propio Sófocles que en la guerra contemporánea suya, la del Peloponeso, se sentía, entre pensamientos contradictorios, lejos, en definitiva, de la acción?

Pero hay un oráculo: Troya no caerá si no interviene Filoctetes en su toma. Y ahí está Odiseo que logrará esto de una forma o de otra, aunque sea con engaño. Y usará como gancho al joven, inocente, Neoptólemo, hijo de Aquiles, muerto ya en Troya a la sazón, por la flecha de Paris, el arma de un cobarde. Llorará Neoptólemo luego por haberse dejado enganchar en un juego de engaños.

Otro dolor que no es el del ímpetu implacable o la venganza, un dolor del alma insatisfecha por el trato que recibe, nos describe el poeta. Es una tragedia, pero una tragedia posttrágica, de almas refinadas, que añoran un mundo más justo, se sienten heridas.

Y la paradoja del mundo: sin las argucias de Odiseo, sin el engaño de Filoctetes, no habría caído Troya. Habrían quedado en pie el ultraje de Troya contra Grecia y la traición de Helena. Gran paradoja.

¿Qué pensar? Un mundo complejo. Nadie muere - pero sí los troyanos y los griegos, allá en lontananza -. Y sufre Filoctetes, abandonado, privado una vez más de su deseo de gloria.

Pero Sófocles da otro vuelco al tema: sin Filoctetes no puede haber toma de Troya. Y Heracles se presenta, Neoptólemo va a llegar con Filoctetes a Troya y éste va a matar a Paris - el que mató a su padre, Aquiles - . Filoctetes y Neoptólemo son como dos leones que van a conquistar Troya y Asclepio va a curar a nuestro héroe. "Que éste recuerde, cuando asole la tierra, ser piadoso con los dioses: el padre Zeus considera secundario lo demás. Pues la piedad no muere junto con los mortales: vivan o mueran, ella no perece".

Volvemos al mundo convencional de la piedad religiosa: todo terminará bien, triunfará la piedad, es decir, Troya será conquistada, Filoctetes participará en ello, él será sanado.

Extraño final: tras un tejido de nuevos sentidos del alma humana, de ampliación de lo trágico, parece que Sófocles añade un final nada trágico, el del éxito y triunfo del héroe. Un invento suyo, sin duda, el elogio y premio del heroísmo tradicional unido al apoyo del gran héroe, Heracles. Tras el descubrimiento de nuevos temas trágicos, Sófocles vuelve a la épica de siempre. En el mundo heroico y divino oscilaba entre varias posiciones, algo también tradicional.

Extraña tragedia, nueva y tradicional.